En algunos equipos existe el llamado “síndrome de Apolo”, que puede afectar tanto a la totalidad del equipo como a cada uno de sus miembros de manera individual.
Según los expertos, quienes padecen este síndrome suelen ser profesionales con cualidades extraordinarias y de gran valía en su desempeño individual, pero que tienen un bajo rendimiento en su trabajo en equipo. Algunos de los rasgos de las personas que sufren este síndrome son los siguientes:
- Invierten una gran cantidad de tiempo en un trabajo que no conlleva un resultado proporcionado, lo cual es indicativo de poca eficacia.
- Tratan de convencer a otros miembros del equipo de que adopten su mismo punto de vista y se esmeran en demostrar la debilidad de los argumentos de quienes no piensan de la misma forma que ellos.
- Tienen problemas con la toma de decisiones, al tiempo que éstas no destacan por su coherencia.
- Habitualmente encuentran dificultades para someterse a la autoridad.
- Cuando no están de acuerdo con las decisiones adoptadas por el grupo, tienden a actuar según sus propias líneas de actuación.
- Suelen tener graves problemas para reconocer sus propios defectos.
Soluciones para el síndrome de Apolo.
A pesar de que los rasgos señalados dificultan la colaboración y el éxito del trabajo en grupo, las personas que padecen el síndrome de Apolo son profesionales muy capacitados para realizar trabajos en solitario, por lo que el líder deberá tener en cuenta sus capacidades.
Habitualmente es posible ganarse su confianza con palabras que alimenten su vanidad. Es difícil aprovechar sus cualidades en compañía de otros profesionales sobresalientes, pero esto no significa que deba descartarse su potencial.
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