¿Qué lleva a una persona a comportarse
de esa manera? ¿Cómo sacar a relucir lo positivo de la pareja y que lo
contrario no afecte la relación en la intimidad? Los especialistas encuentran
el origen del buen o mal humor, la alegría o agresividad, la hiperactividad o
sumisión, y hasta la disfunción sexual en el carácter de la persona.
El carácter tiene diversos significados
y está relacionado con la personalidad humana, que se forma en la niñez, e
influenciado por una serie de variantes como el medio ambiente, el entorno
social, el grado de nivel cultural, y hasta los cambios hormonales que se van
sucediendo conforme se va desarrollando la persona.
Es muy difícil cambiar el carácter de
una persona. Muchas relaciones de pareja se han visto fortalecidas por el tipo
de carácter del uno hacia el otro; pero en otros casos, estas han fracasado
porque no han llegado a congeniar ni a tolerarse, peor aún en la intimidad.
Por ejemplo, existen aquellas personas
de carácter nervioso, que se interesan por algo y al rato desechan la idea; que
se entusiasman por todo y que a la larga nada les satisface. Estas suelen ser
de carácter débil y sin un norte en su vida. Están también las de carácter
apático, que se encierran a sí mismos, con cierto aire de tristeza, melancolía,
terquedad y pereza. Son personas que viven de la rutina y muestran indiferencia
ante lo que les rodea. No hacen el mínimo esfuerzo por cambiar su situación.
Por otro lado están los sentimentales,
sensibles y pesimistas, que no tienen la fuerza y el empuje para sobrellevar
una situación adversa y se desmoralizan rápidamente. Les cuesta adaptarse a las
cosas nuevas. Por el contrario, los de carácter colérico sienten que su vida
anda ocupada y todo lo improvisan. Se mueven por impulsos y todo el tiempo están
bajo tensión; son extrovertidos, sin embargo, al mínimo problema huyen
rápidamente.
Así también están aquellas de carácter
apasionado, vivaces, que le ponen ahínco al trabajo y gozan de mucha
imaginación y creatividad. Sacan lecciones de todo y aprenden fácilmente,
además de ser metódicos y ordenados. Un caso más son los de carácter amorfo,
nada les emociona o entusiasma. Son poco originales y derrochadores, y se
caracterizan por su impuntualidad.
Si bien todos estos elementos pueden
estar juntos o por separado en una persona, son estados emocionales difíciles
de tratar, pero no imposibles de controlar.
Cuando en la relación de pareja se
susciten estas situaciones es importante reconocer qué es lo que está
ocurriendo y procurar controlar el nivel de estrés que lo provoca. Antes de
explotar o reaccionar airadamente, respirar profundamente, de preferencia con
el abdomen, esto transmitirá calma y serenidad.
Aléjese de la situación ante los
primeros signos. Camine, relájese y no retome el tema hasta que no se haya
calmado. Trate de ser empático y ponerse en el lugar de la otra persona.
Finalmente, busque el lado positivo y cómico de la situación. Aprendiendo a
controlar estos momentos de tensión o furor, serán claves para la convivencia
en pareja y el entorno social que le rodea.
Fuente: http://www.rpp.com.pe
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